Según los investigadoresJames y Peter D’Adamo la buena o mala asimilación de los alimentos está condicionada por nuestro grupo sanguíneo. Hasta el punto de que en cada grupo -A, B, AB y O- hay alimentos que son perjudiciales, otros beneficiosos y otros neutros.
Es más, aseguran que muchas enfermedades pueden deberse al mero consumo de alimentos no adecuados para nuestro grupo sanguíneo. Otros, en cambio, nos ayudarían a sanar. Incluso afirman que en ello está la razón de que muchas personas no consigan adelgazar cuando se ponen a dieta.
Alimentación y Grupos Sanguíneos
En 1930 El doctor Landsteiner descubrió la razón de por qué unas personas fallecían después de una transfusión de sangre y otras no: sus sangres no eran compatibles.
Las personas con sangre del tipo 0 son “donadoras universales”.
Las personas del tipo AB son “receptoras universales”
Las personas del tipo A pueden recibir sangre de su mismo tipo y del grupo 0 pero no de las de los tipos B y AB.
Este descubrimiento le sería recompensado a Karl Landsteiner con el Premio Nobel de Medicina y Fisiología.
Hace casi tres décadas un naturópata llamado James D´Adamose dio cuenta de que los tratamientos dietéticos que aconsejaba a sus pacientes no obtenían siempre los mismos resultados y se preguntó a qué podría deberse. Formado en la escuela naturista, su experiencia con los pacientes le llevaría a percatarse sobre todo de que mientras la dieta vegetariana le sentaba estupendamente a algunas personas y su salud mejoraba a otras no parecía hacerles apenas efecto y a algunas incluso les sentaba mal y empeoraban. Observó, por ejemplo, que las personas de sangre tipo A responden mal a las dietas generosas en proteínas cárnicas pero muy bien a las ricas en proteínas vegetales. Y que a esas mismas personas ni la leche ni sus derivados les iban bien.
Todas aquellas observaciones las recogería James D’Adamo en una obra titulada: El alimento de un hombre (One Man´s Food) que vería la luz en 1980.
Sería sin embargo su hijo, Peter D’Adamo-quien estudiaría también Naturopatía ,el que establecería ya esa conexión. Los datos acumulados le llevarían finalmente a concluir que el tipo de sangre predispone a las personas a un tipo de alimentación concreto y distinto en buena medida a las de otros tipos, incluso, que predispone más a unas enfermedades que a otras. Y no sólo eso: también descubriría que la salud depende, en mucha mayor medida de lo que la gente imagina, de la alimentación.
Me parece de mucha importancia esta información, para que las personas conozcamos que para con cada alimento que consumimos.
gracias.